lunes, 30 de abril de 2012

32. Estate Siempre Atenta Y Pendiente (Aunque Sea Por Descuido O Accidente)



Una mujer algo desubicada la de esta historia...

Es “gratificante” ver tu rostro bajo el sol
Y aún más cuando me hablas
Dejando caer ese sonoro bemol
Aunque más te valdría
Mirar un poco a tu alrededor
El hombre de la gabardina
En mitad de la noche camina
Y te llama, indicándote
La dirección correcta con su candil
Pero cuando quieres darte cuenta
Ha desaparecido de allí hasta su perfil

La farola deja de alumbrar al verte pasar
Aunque es más tarde cuando te percatas
De que es la única de la callejuela, y piensas:
“¡Oh, es posible que alguien
Me haga algo que duela!”

Y en mitad de la oscuridad
Y provocando en ti cierto pavor
Un fiero maullido te espantó

Pero rápidamente comprendiste
Que no fue más que una simple falsa alarma
La cuál descubriste en el momento
En que al pobre gato viste
Escupiendo una gran bola de pelo
Con la que se atragantó
Y tú sonreíste y te dijiste:
“Menos mal, es sólo un gatito abandonado
Al que algo se le ha atragantado”
Mientras, sencillamente
Mirabas hacia otro lado
Y, envuelto en el interior
De la peluda bola, algo relucía
Pero tu mirada no lo advirtió entonces
Y nunca lo haría...

Era tan sólo tu brillante pendiente
De varios quilates
En cuyo paradero
Al que unos metros atrás dejaste
Impaciente espera
Al lado del bordillo
De la estrecha y fría acera

Y el cuál ahora está siendo iluminado
Por la tenue luz de la luna
Deseoso por ser rescatado
De esa dichosa y babosa obra gatuna

Corres al vislumbrar que alguien
Por aquellas oscuras calles te perseguía
Y aún más rápido, al identificar
Una gorra de policía

Aunque, desgraciadamente para ti
No descubrirías
Que entregarte tu pendiente
Era lo único que
El fatigado hombre quería

El tipo encerrado en la cárcel de al lado
Trata de zafarse desgastando los barrotes
Con su secreta y exageradamente
Ruidosa herramienta
Pero demasiado tiempo tarda
En darse de ésto cuenta

Y es que, a su querida y temerosa lima
De forma silenciosa, una silueta
Lentamente se arrima

Te giras más tarde y contemplas
El preciso instante
En que el intento de fuga
Ha sido completamente arruinado
Por el mismo policía que antes
Corrió tras de ti tan cansado

Y el acorralado encarcelado
Te comunica apenado:
“No hagas como yo
Y presta a todo gran atención
Ya que nunca sabes cuál puede ser
El paradero de tu verdadera ubicación
Ni tampoco dónde ni cuándo
Puede encontrarte tu maldita perdición”
Y ahora, bien atenta
Pendiente en mano al policía ves
Mientras éste, a ti, lentamente se acerca

Y tú, al palpar tu oreja derecha
Comprendes que lo único que pretendía
Era que, simplemente, te mostrases
Agradecida y satisfecha


No hay comentarios:

Publicar un comentario