domingo, 22 de abril de 2012

31. De Vida Tan Poco Agraciada, Por Siempre Serás Recordada



La siguiente historia habla de cómo, en la mayoría de las ocasiones, la desgracia suele cebarse con los menos agraciados.


Te solía despertar esa melodía ensordecedora 
Y yo te aconsejaba que no obedecieras
A tu vieja cuidadora

No era el único que pensaba
Que, cuando a ti se acercaba
De tu respeto no era merecedora

Y era yo, durante esas gélidas noches de invierno
El que, sin dudarlo un momento
Por encima tuya colocaba su reconfortante cazadora
También recuerdo tus lloros a todas horas
Cuando los días, en las ruinas de tu vida pasabas
Junto a tu roto osito de peluche
Al que sólo nunca dejabas
Y la poca comida que proporcionarte podía
Justamente antes de ser por ti devorada
Fuera en buen momento o a deshora
En esa estancia tan poco acogedora

Nunca se me olvidarán aquellos tiempos
En los que continuamente te animaba
Y tú, al igual que siempre
Fiel y atentamente, me escuchabas:

“Pronto llegará una blanca paloma que, sin demora
Alejará de aquí las terribles ventiscas
Y hará que pasen estos tiempos ajetreados
De causas y consecuencias tan desoladoras
Que, de tan injusta forma, nos toca vivir ahora”

Y llorando y desarmada
Un buen día contemplaste emocionada
Cómo esas penas e injusticias contra las que
Hasta ese instante tanto luchaste
Consigo se llevaba esa preciosa compañera voladora

Echaste el vuelo ilusionada
Por esa amiga siempre acompañada
Y marchaste sin dirección ni rumbo
Hacia, estoy seguro
Un mejor mundo

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