36. El Amor Se Enfriaría Y Tus Posos, Mis Besos Ya Nunca Más Querrían

Besos hundidos en la más gélida taza de café.

¿De qué otra manera podías comenzar
Más que rechazando mi petición nupcial?

Yo voy recto y mirando hacia adelante
En cambio tú, te giras siempre que puedes
Y miras tras de ti
Y únicamente te queda atención
Para prestar a tus oídos parlantes
Que sólo te hablan de hechos
Tristemente desconcertantes

El anillo, dentro de mi bolsillo comienza a arder
Y las botas cada vez me pesan más
Pero no puedo quedarme parado y simplemente
A la posibilidad de perderte esperar
Y así, todo lo vivido
Junto contigo, atrás dejar

¿Acaso no escuchas por las noches
A los gatos, en el interior de tu habitación
Tan fuertemente maullar?
¿Es que no prestas atención
A las añejas y mudas rosas
Que un día te vieron, de emoción, llorar?
Cariño, ¿de verdad no piensas
Que algo va mal?

El sol ha dejado de calentar
Y, sumido en la más densa oscuridad
Ni la luna tiene para mí
Bonitas historias que narrar
Los lejanos besos
En lo más profundo del valle
Parece que por siempre se van a quedar
Ciegos y sin orientación
Para poderse, de vuelta, guiar

Y yo, constantemente me pregunto:
¿Por qué así, al azar
Me ofreciste un caramelo
Al que nunca pude ni podré degustar?
¿Cuál fue la razón que te llevó a lograr
Hacerme sentir tan mal
Al no ver tu bufanda rosada más
Por el balcón de mi buhardilla asomar?

No puedo creer que todo esto sea real
Pero mis sábanas nunca antes
Habían estado tan plegadas y distantes
Y me pregunto si algo tendrá que ver
Con tu manera de obrar tan desleal

Es triste pensar que, por mucho
Que me de por quedarme aquí
Y a tu llegada aguardar
La decisión ya está tomada
Y al café sólo le faltaría, aún más
Mis posos amargar...

A una Julieta conocí
Y de una Judas me enamoré
Pero ni lo sueñes, querida
De tu veneno, ni una gota más tomaré