Ahora os hablaré acerca de una puerta abierta y de gente tan pobre como atenta, que tomó ciertas palabras al pie de la letra.
La marea no era demasiado intensaPero la cantidad de aguaEra realmente inmensaEn cálidas aguas me bañabaY, de fondo, varios grillos sonabanEmpapado me encontrabaY es que, demasiada agua me arropabaEra agobianteLlegado a un puntoPasó a ser algo desesperante¿Inodora? No lo diríasSi estuvieras aquí y ahoraNo tenía pinta de serPrecisamente purificadoraDebía escapar sin demoraSentí caer, como si se tratase de un despeñoDe repente, vi mi habitaciónY comprendí que todo había sido un simple sueñoLo que está claro es queNo todo salió de mi imaginaciónEn remojo estaba y el sudor y los grillosNo fueron una irreal percepciónCreados durante la acuosa ensoñaciónSino que realmente existíanA la realidad pertenecíanUn nuevo sonido se unióAl monótono grillarEl cuál no se hizo esperarNi tampoco de rogarA un Foliot del XVII se asemejaba,Aunque, sinceramente, esos eran términosQue poco o nada manejaba...La profesión que más deseoNo es precisamente la de relojeroY es que veo en ella demasiado esmero...Me levanté y las escaleras lentamente bajéEl sonido se acrecentabaY en cambio, mis pasos apenas sonabanEse ruido no se apagabaNi en sueños se apaciguabaEl sótano era mi destinoDe allí salía el incansable sonido“Ten cuidado, amigoNo vayan a ser ratasY acabes algo dolorido”Pensé, con la esperanzaDe aquello no sucederDe una linterna me ayudéY a una esquina de la sala apuntéA un hombre sorprendíY él a mí, nada más le viColonia no parecía usarY de afeitar, mejor ni hablarSus ropas olían malSu lavadora no debía funcionar“No me haga daño, por favorLo siento por mi hedorPero no tengo casa y estoy sumidoEn un más que profundo dolorHermano, tenga amorHágame el favorY mantenga impecable su honor”“Daño no le haréPero, ¿qué hace en mi casaUn hombre como usted?”Le preguntéAntes de su respuesta llegarA alguien más escuché bajar¡Toma ya, tres mendigos más!No puede ser¡Esto es un “no parar”!“¿Y a ustedes que les trae por aquí, señores?”Dije rodeado de aún más pútridos olores“Un lugar dónde poder pasar la nocheEsperamos que no le molesteNo cometeremos ningún derrocheCon un poco de vino y tabacoFue suficiente anoche”De pronto recordéY arrepentido de mis palabras quedéVarios días atrás, con un amigoEn las afueras charléY algo le gritéIntentando hacer galaDe mi buen corazónExpuse a viva voz mi opiniónY a toda la gente llamé la atención“Amigo, escucha bien lo que te digoAbriría las puertas de mi casaA cualquier mendigoEn serio, amigoNo habría ningún problemaEn ofrecerles algo de comida y un buen abrigoSoy una gran personaPuede que la mejorDe toda la zona¡Todos arriba!¡Que los mendigos me sigan!"Y vaya que si llamé la atención...No hacía falta más que mirar a esos hombresY fijarse en sus gestos y palabras de admiración“Perdón, ¿es aquí la casa de acogida?”Preguntó una mujer casi desfallecida“Así es, amiga. Le doy mi bienvenida”Respondí con la mirada perdidaLa de mi casa y la de mi gran bocaFueron las dos puertas que abríEn un principio, la idea me pareció de lo más locaY así fue tal y como lo viPero ahora, todos me dicen queSoy el mejor de la poblaciónEl orgullo de toda una naciónY la verdad es queLo he pensado con más dilaciónY ya no me produceLa misma extraña sensaciónAl menos ahora, compañía teníaMi casa más que fatal olíaPero, eso si, el alcalde“Mejor habitante del pueblo” me nombraríaY una grandísima persona, todos me considerarían
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